Cuando tomas la decisión de comprar tu propia casa, debes asegurarte de tener todos los aspectos financieros y logísticos en orden. Esto será fundamental para que el proceso sea sólido y mucho más fácil.
Aunque visitar propiedades pueda ser un momento divertido, lo cierto es que el camino hasta obtener la tuya puede tener sus altibajos. Pero, ¡No desesperes! Estás a tiempo de informarte y de conocer las claves para lograrlo.
Si quieres hacer las cosas bien, debes tener en cuenta una serie de trámites y documentos, entre los cuales se encuentran las escrituras y los títulos de propiedad. Entender para qué sirve cada uno te será de gran utilidad.
Vamos a conocer las principales diferencias de estas documentaciones y por qué el sector inmobiliario recomienda contar con ellas en uno de los sucesos más importantes de la vida.
Una escritura es un documento físico y legal que muestra la transferencia de la propiedad de un vendedor al comprador final.
En otras palabras, certifica los derechos y obligaciones de una persona que compra, hereda o adquiere un inmueble.
Este escrito está diseñado para proteger al comprador de cualquier inconveniente que pueda surgir en el contexto de una transacción de bienes raíces, que puede incluir una garantía, una concesión o traspaso de la propiedad.
Es una constancia que firma el vendedor, generalmente certificado por un notario público, y, a su vez, el comprador recibe una copia en sus manos para que pueda demostrar que tiene el título de la casa.
Además, debe ser inscrito en el Registro de la Propiedad del lugar donde se encuentra ubicado el dominio y será el documento principal de la compraventa.
Si compras un inmueble sin realizar la escritura, te expones a los siguientes riesgos:
El título de propiedad es un concepto utilizado para certificar ante las autoridades que una persona es la propietaria de un inmueble y es el requisito para completar la escritura del mismo.
Contar con un título de propiedad es una gran ventaja porque recae en la protección jurídica para el dueño ante cualquier problema con el inmueble, y respalda la legítima posesión del bien ante el poder.
Existen varios tipos de títulos de propiedad:
Para que al dueño se le garantice el reconocimiento legal del inmueble, se le pide determinada información, como el nombre del propietario, la forma en la que adquiere la propiedad, características de la misma, fecha de adquisición e información relevante de las escrituras.
Ambos términos sirven para validar que una persona es propietaria de un inmueble. Sin embargo, la escritura puede no estar registrada e inscrita en el Registro Público de la Propiedad, pero el título de propiedad sí.
En definitiva, contar con un documento que te registre como propietario de tu inmueble es indispensable para protegerlo jurídicamente y para utilizarlo en el fin que prefieras, como por ejemplo, obtener un préstamo con garantía inmobiliaria.
Recuerda que en el proceso para obtener tu propiedad puedes encontrar algunas piedras en el camino, pero, mientras cuentes con un asesoramiento profesional y los documentos necesarios para evitar futuros problemas, ¡Podrás tener la casa de tus sueños más rápido de lo que esperabas!
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