El trabajo que están buscando tus futuros empleados tiene tres características:
- Autónomo
- Compejo
- Con correlación entre esfuerzo y recompensa
… aunque ni siquiera ellos mismos lo sepan.
El talento latinoamericano no está buscando trabajos que paguen muchísimo, que queden cerca de su casa o que tengan títulos de moda (como “community manager” o “gerente de contenidos”). Ni todos buscan trabajar en empresas grandes donde haya conexión emocional con la marca o donde haya capacitaciones especiales todas las semanas.
Tanto hoy, como hace 100 años, las personas queremos tres cosas simples en el trabajo (pero muy difíciles de ofrecer por las empresas y de conseguir por los empleados): Autonomía, complejidad, y correlación entre esfuerzo y recompensa.
Las inmobiliarias atraviesan, hoy, un desafío histórico en términos de atracción de talento. Los empleados talentosos tienen muchísimas ofertas de trabajo y las inmobiliarias necesitan gente actualizada en materia tecnológica, organizada, perseverante y con mucho foco en el servicio al cliente (alineando sus intereses personales con los intereses del cliente).
¿Cómo superar ese desafío?
Construyendo ambientes de trabajo que le permitan al empleado manejarse con libertad (para lo cual, como se decía en la película del Hombre Araña: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”), organizando sus propias prioridades con objetivos cuantificables y claros.
Ofreciéndole a todos los empleados tareas difíciles (de acuerdo a su expertise). Si un empleado es junior y recién entra a la inmobiliaria, no necesariamente tiene que tener un 100% de tareas de baja calificación. Todos tienen que exponerse, de vez en cuando, a situaciones difíciles de resolver que involucren un desafío. Este tipo de experiencias vale mucho más que una capacitación formal y serán algo muy valorado por cualquier inmobiliario junior, senior o experto.
Logrando que todo esfuerzo sea recompensado. Los trabajos inmobiliarios tienen, en este aspecto, algo muy atractivo: La posibilidad de trabajar a comisión ofrece la valorada correlación entre esfuerzo y recompensa que todos buscamos en el día a día. ¿Su nuevo empleado junior hizo una venta millonaria? No dejemos de ofrecerle una buena recompensa por su extraordinario trabajo. Todos los roles de trabajo tienen que estar recompensados: productor, tasador, coordinador, vendedor. Cada esfuerzo tiene que conllevar una recompensa (¡inclusive, hasta en situaciones, donde el esfuerzo no conlleva un buen resultado!).
Cuando empezaste tu carrera, ¿te hubiese gustado un trabajo autónomo, complejo y con correlación entre esfuerzo y recompensa? ¿Por qué si? ¿Por qué no?
